miércoles, 14 de abril de 2010

CATEDRAL DE LEÓN

LEYENDAS DE LA CATEDRAL DE LEÓN

La catedral de León no sólo es el
primer Monumento Nacional de España o el orgullo de los leoneses, sino también la representación más pura del gótico francés en territorio hispano.
Pero además de su belleza, la increíble luz que recrean sus vidrieras y la sorprendente fragilidad, cuenta también con leyendas que contribuyen a enriquecer su historia.


LEYENDA DEL TOPO DE LA CATEDRAL

Se necesitaron muchos años, sacrificios y maestros para completar esta hermosa catedral. Pero no sólo el desafío a volúmenes y altura, a las fuerzas incontroladas de la Naturaleza, lo frágil que es su cuerpo, la sutileza de sus líneas... han supuesto obstáculos para el final feliz de la obra.
Pronto, en el subsuelo, en los cimientos mismos de la catedral empezaron a producirse temblores extraños y corrimientos de tierra que ponían en peligro su estrucutura. Los canteros trabajaban sin descanso desde que salía el sol hasta que volvía a ponerse y luego se acostaban.
Pero una mañana, al levantarse, pudieron comprobar que parte de lo construido por ellos durante el día se había desplomado por la noche. Y así siguió sucediendo durante algún tiempo, retrasando considerablemente las obras, poniendo en peligro el proyecto y sin que pudieran encontrarse explicaciones lógicas a tanto desastre.
Es sabido que los topos son animales nocturnos que excavan con sus patas profundas madrigueras bajo tierra, destrozando de ese modo las raíces de plantas y árboles. Los canteros, sorprendidos e impotentes ante la burla que estaba sufriendo su trabajo, empezaron a sospechar que algún animal extraño, quizá un topo gigante pudiera estar construyendo su guarida precisamente allí, donde antes habían estado las termas y loshornos que empleaban los romanos para calentar el agua de los baños, y con esa labor de sabotaje estuviese destruyendo "las raíces" del templo como si fueran las de un árbol.
Se puede intuir que alguno de ellos se mostrara escéptico, tal vez, pero ante el rumbo de los acontecimientos decidieron por unanimidad diseñar un plan que pusiera fin a aquella pesadilla. Y así se hizo. Tendieron una trampa al animal para cazarlo y en la primera noche que lo intentaron dieron cuenta del gigantesco topo de más de un metro de largo mientras excavaba una nueva gruta.
No sólo acabaron con él, sino que lo despellejaron y andando el tiempo se decidió colgar su piel curtida en el interior de la catedral, sobre la puerta de san Juan por la que habitualmente se accede a la igleisa, para que permaneciera como recuerdo de aquel suceso que mantuvo en vilo a canteros, clérigos y al pueblo de León, y tanto daño hizo.

Desde que ellos lo colgaron, allí ha permanecido siempre y permanece aún. Pero en 1996 se bajó de su lugar y fue enviado a Cataluña para que presuntos expertos despojaran de residuos y recuerdos de años al famoso topo. Esos hombres, tal vez provistos de técnica y razón pero no de fantasía ni sensibilidad suficientes para entender la memoria colectiva y ancestral de un pueblo, no sólo se atrevieron a limpiar a fondo la pieza y analizarla sino que tuvieron la osadía de negar que perteneciera a un topo y afirmaron que pertenecía al caparazón de una tortuga.
Aún después de aquello, de sus extrañas maniobras, sigue pareciendo más un topo que una tortuga. Y por si ello no fuera suficiente, aseguramos que las pruebas frías de unos técnicos nunca tendrán tanto valor como la tradición de siglos y la leyenda cincelada en la memoria de la que antes hablamos.
El topo sigue hoy en su lugar de siempre y la catedral en pie, firme, sin sobresaltos mientras el topo permanezca donde debe. Que no lo toquen ni lo molesten.


*Ilustraciones de Cristina Pedreira para La Catedral de León. Esa Señora. José Pedro Pedreira. Ediciones del Curueño.

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